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martes, 24 de junio de 2014

posesivo. autoritario. obsesivo. exageradamente atento. así es el sicópata asesino que estamos buscando, se puede llamar feminicidista como lo nombra ERBOL, la cadena de radioemisoras católicas de las zonas rurales de Bolivia, porque allá como en Suecia, el sicópata esta suelto. en cualquier momento repite su crimen.

¿Cómo puede detectar a un hombre violento capaz de cometer feminicidio? Docentes de Psicología, Trabajo Social y Economía de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz identificaron cuatro elementos: es posesivo, autoritario, obsesivo y hasta exageradamente atento. 
También subrayaron otras tres causas: la desestructuración familiar, la carencia económica y la falta de justicia. 

Según estadísticas, Bolivia es el tercer país de Sudamérica con mayores niveles de violencia. En lo que va el año, en Cochabamba se registraron 20 feminicidios. El Centro de Investigación de la Mujer (CIDEM) reportó 31 asesinatos de mujeres en el país cometidos en los primeros cuatro meses del año.
Flores y chocolates
La psicóloga Margaret Hurtado señaló que el hombre violento ya tiene una estructura emocional definida, aunque aparenta ser diferente con sus parejas.
“A veces es exagerado en ser atento, llena de flores y chocolates, (lo) que le permite alejar a su pareja de todas sus amistades, a quienes con sutilidad hace ver que son malas (y luego agrede)”, afirmó.
Rosario Alarcón, docente universitaria, agregó que el “hombre violento” es posesivo, obsesivo y controla a su pareja, incluso coarta las decisiones de su conyugue.
“Los novios o enamorados empiezan a decir con cariñito: ‘cuidado gorda’. (Luego) a la larga se torna en violencia verbal y hasta física, llegan hasta los golpes; entonces, es importante cortar esa relación”, sostuvo.
“El autoritarismo y la intolerancia que no acepta la diferencia son los rasgos que identifican al hombre violento”, dijo Margoth Soria, docente de Trabajo Social.
El violento dice siempre tener la razón
Ximena Freitas, también profesora de Trabajo Social, señaló que la mujer debe informarse sobre sus derechos fundamentales para evitar la violencia autoritaria de los hombres.
“El hombre violento manifiesta posiciones autoritarias y siempre tiene la razón, no acude al diálogo. De las levantadas de voz, sino se lo frena, después vienen los golpes. A veces mediante la imposición o el chantaje toman decisiones”, subrayó.
Oscar Heredia, docente de Economía, opinó, desde su experiencia, que generalmente el varón agresivo presenta ira constante con algunos hechos cotidianos que no le gusta de las mujeres.
“Entonces, hay que indagar su relación social diaria, dónde comparte muchas cosas y hacer una análisis psicológico (de las personas). Por eso, en los países desarrollados uno investiga (las características) con quién se va a casar”, afirmó.
Familia en crisis, otra causa
Irma Sangüesa, docente de Trabajo Social, destacó que los rasgos de la “célula básica” de la sociedad, la familia, está en crisis porque la mayoría de los padres ahora piensan en el sustento y no en formar a los hijos.
“La familia (ahora) es una sumatoria de individuos aislados, a ese extremo llegamos, ya no hay compartimiento, no se relacionan y no expresan afectos”, agrega.
De acuerdo con la profesora, los padres y madres de familia salen en este tiempo desde las 06.00 en busca de “sustento” y vuelven cansados a dormir; por tanto, ya no comparten con los hijos en el almuerzo y la cena para infundir los valores.
Soria señaló que la falta de “políticas serias” para la defensa concreta de los derechos de la mujer y la carencia económica “coadyuvan” en la violencia.
“No hay políticas serias, el gran avance de la drogadicción, y la carencia económica son factores que derriban en impotencia (del hombre) y violencia (hacia la mujer)”, arguyó.
Falta de educación, empleo y exceso de alcohol
Heredia apuntó que la falta de educación y empleo hace que las personas no tengan objetivos en la vida sino muchas veces caminan frustrados y reaccionan con violencia al más cercano y al más débil.
Hurtado argumentó que la gran cantidad de fiestas con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas es otro factor que influye en la reproducción de la violencia a las mujeres.
“La  enorme cantidad de fiestas, desde Alasitas, Entrada Universitaria, Gran Poder, Solsticio (y otros), acompañadas de bailes con mucho alcohol y relaciones sexuales empujan a conformar hogares a la fuerza por los hijos, donde es difícil convivir con una persona que no conoces”, indicó.
Alberto Quiroz, docente de Economía, sostuvo que “las mujeres están desvalidas porque no encuentran garantía en la justicia, que está tan penetrada de corrupción, donde la parte acusadora tiene que pasar muchas peripecias y la autoridad acaba liberándola”.
Películas violentas
Quiroz identificó el consumo de películas violentas difundidas en la televisión y vendidas (en Cds o Dvds) como otro factor que causa violencia.
“Los medios de comunicación que tienen una potencia positiva también tienen lo negativo, será que hay incapacidad de creatividad o intereses comerciales porque hay gran cantidad de películas de violencia, asesinato y hasta desapariciones”, expuso.
Leyes que no funcionan
Los siete docentes consultados coincidieron que las normas que defienden los derechos de las mujeres no están funcionando porque falta la voluntad política de los gobernantes y gobernados para cumplirlas.
Hurtado explicó que muchas normas no funcionan porque las mismas personas que manejan las leyes no las hacen cumplir y la sociedad tampoco coadyuva.
“Desde hace mucho tiempo hay feminicidios como también hay leyes que protegen a la mujer, pero la mujer es primero en oponerse a la práctica de la misma so pretexto de que su marido es hombre”, declaró.
Heredia dijo que “creamos muchas leyes, pero no trabajamos para cambiar la moral y el espíritu de los seres humanos; por tanto, los bolivianos debemos trabajar desde las familias para el cumplimiento de las normas y el respeto a las diferencias”.
Sangüesa señaló que más policías y más leyes no frenarán la violencia contra la mujer y sugirió políticas públicas para la familia.
“Hay que trabajar en el núcleo de la sociedad porque llegan a la universidad ‘miserias humanas’ (de hijos o hijas) sin padres y madres que van reproduciendo la desestructuración familiar y la generación de la violencia”, sostuvo.
Freitas coincidió que las leyes no funcionan porque no hay voluntad política de poner los recursos financieros y humanos para el trabajo especializado de los policías, los fiscales y los jueces en defensa de los derechos de la mujer.