Hoy mismo en Oslo, Noruega la gente demócrata, las organizaciones de trabajadores, los humanistas han salido a las calles exigiendo justicia, la máxima pena para el psicópata que cometió el peor asesinado de la historia europea. Un fanático, con la mente averiada, que sin embargo se jacta de haber planeado su crimen y de poder repetirlo si llegara la ocasión. Está convencido el criminal que todo el que reclama un derecho social y justicia debe ser encarcelado o simplemente eliminando.
Tamaña paranoia solo existe en los films de ciencia ficción, porque mayor maldad, iniquidad semejante solo cabe en una mente afiebrada, inspirada en los seres monstruosos que cometieron antes, asesinatos en masa, dentro de los conflictos armados entre grupos, o entre países.
El psicópata de Oslo, es solo un ejemplo, los hay otros, quizá menos "ambiciosos" pero que también piensan en la muerte como instrumento de su perversidad. Matar, hacer desaparecer a su objetivo porque estorba sus planes de dominación, de machismo, de control sobre lo que consideran "su mundo particular" o sea los seres que ha engendrado, o de los que de alguna manera le son dependientes.
El psicópata que andamos persiguiendo y que no tardará en debelarse por sí mismo, está marcado por la Providencia que no ha de permitir que intente otro asesinato, si bien para guardar las apariencias se mantiene "cuidadoso y bien portado", el monstruo de la maldad que habita en su ser íntimo, está agazapado, oculto, esperando el descuido de los demás y maquinando sus maldades con el mínimo detalle. Se considera "un triunfador" porque ha tenido "éxito en ocultar su ferocidad", nadie, salvo quienes como yo lo conocemos a fondo, sabe que él es culpable de "intento de asesinato" que si le salió fallido ha sido por voluntad de Dios, el psicópata que habita entre nosotros continúa aparentando lo que no es, su maldad y su hipocresía es tal, que parece "Rasputín dándose de latigazos de penitencia", ante los ojos de los demás creyentes a los que tiene convencidos que se trata "de un santo, arrepentido, contrito y verdaderamente convertido", no todos saben por ejemplo que el padre carnal al que niega su existencia es hereje, impío, no convertido y que felizmente está dispuesto a testimoniar en un juicio contra su propio hijo al que considera un demonio y que tanto hizo para echarlo de Suecia bajo una horrible intriga con la complicidad de una madre complaciente e igualmente irresponsable. No ha sido vana nuestra estancia en Londres y pronto llegará la hora de la verdad. El psicópata no tardará en ser descubierto y su crimen rebelado y el peso de la Ley caerá sobre sus espaldas...el castigo tarda, pero llega en forma inexhorable.
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