Que nos diste en las manos de Moisés los diez mandamientos de tu Divina Ley.
Que nos has enseñado en cada uno de los días de tu vida terrena a practicar el bien y desechar el mal.
Que por medio de tu Santa Iglesia permites la santificación de los cristianos que cumplen con tus mandamientos y conservan por los sacramentos tu Gracia y tu Amistad hasta la muerte.
Que escuchas hasta la más breve y angustiada oración que con humildad te entregamos.
Oh Dios. Convierte el corazón del asesino que pretendió quitar la vida de nuestro ser amado.
Abre sus ojos a la razón, que confiese su pecado y arrpentido de la maldad cometida pida perdón.
No permitas Señor que el malechor prosiga sembrando el mal y repitiendo sus atroces pecados, con nuevas víctimas inocentes. Concédenos una Fe profunda para no abandonar los caminos de tu misericordia y para que confiados en tu bondad infinita mantengamos nuestra esperanza en tu Justicia Divina!
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