El solo hecho de que Correa diga que le ha concedido asilo a Assange en Ecuador –un país con un sistema de justicia cada vez menos independiente– porque supuestamente no gozaría de suficientes garantías de que recibirá un trato justo en Suecia, un país cuyas instituciones están entre las más sólidas del mundo, es algo digno de risa.
Mientras el presidente populista de Ecuador Rafael Correa intensifica su ofensiva internacional para dar asilo político al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, un conocido periodista ecuatoriano que está pidiendo asilo político en Estados Unidos tiene algunas interesantes perspectivas sobre los motivos que hay detrás de este último show mediático del presidente de su país.
Emilio Palacio, excolumnista estrella del diario ecuatoriano El Universo y autor del libro de próxima aparición titulado "El periodista de los 80 millones", dice que la campaña de Correa a favor de Assange no tiene como propósito único reparar su imagen como el enemigo número uno de la libertad de prensa en Ecuador, sino que también es parte de su ofensiva propagandística para ganar espacios políticos en el campo de la izquierda radical latinoamericana.
Según Palacio, Correa sospecha que el presidente venezolano Hugo Chávez y el líder histórico cubano Fidel Castro morirán pronto, y está tratando de proyectar su propia imagen internacionalmente para convertirse en el nuevo líder del ALBA, el bloque de países actualmente liderado por Venezuela.
Palacio es uno de varios periodistas ecuatorianos que han sido víctimas del ataque sistemático de Correa a la libertad de prensa en Ecuador, según los principales grupos de defensa de la libertad de prensa, incluyendo el Comité de Protección de Periodistas, Human Rights Watch y la Asociación Interamericana de Prensa.
Correa, bajo cuyo Gobierno se han cerrado varios medios y que ha impulsado medidas para limitar a los medios independientes, presentó una demanda por $80 millones y tres años de cárcel contra Palacio y tres directores de El Universo, por una columna en la que Palacio llamó "dictador" al presidente.
Un juez ordenó que los acusados pagaran $40 millones, y Correa luego perdonó a los cuatro. Palacio, sin embargo, está pidiendo asilo político en Estados Unidos porque tiene otro juicio pendiente de un canal de televisión oficialista de Ecuador financiado por Venezuela, y teme por su seguridad si regresa a Ecuador.
En una entrevista, Palacio reiteró su afirmación de que Ecuador es una "dictadura". Agregó que Correa está tratando de aparecer en los titulares para eclipsar su imagen de pupilo de Chávez y Castro. Nunca le gustó haber sido tratado como un líder de segunda línea por Venezuela y Cuba, señaló.
Cuando Correa asumió la presidencia en el 2007, Chávez se refirió a él como "este muchacho". Y Cuba siempre consideró a Correa como un aliado errático, al punto de que Correa visitó la isla cinco veces, pero sólo en una ocasión se le concedió una visita oficial, dice Palacio. Presintiendo que pronto podría haber un vacío del poder en el ALBA, Correa ha aumentado su activismo internacional en los últimos meses, afirmó Palacio.
En abril, Correa acaparó los titulares durante la Cumbre de las Américas de los países latinoamericanos con el presidente Barack Obama, en Cartagena, Colombia, al boicotear el evento. En junio, Correa fue el único líder extranjero que se presentó en la reunión anual de cancilleres de la Organización de Estados Americanos en Cochabamba, Bolivia.
En julio, Correa le pidió al Comité Olímpico que le permitiera desfilar al frente del equipo de su país en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos en Londres, según informó la agencia española de noticias EFE. La petición de Correa fue rechazada por el Comité. Y ahora, Correa pretende acaparar los titulares presentándose como defensor de los oprimidos, al garantizarle asilo a Assange, agregó Palacio.
Mi opinión: Palacio se excedió un poco al calificar a Correa como un "dictador". Por ahora, Correa es un aspirante a dictador, o un presidente narcisista populista que está utilizando demasiadas energías para acaparar poderes absolutos, y demasiado pocas para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos. Ecuador puede terminar siendo una dictadura como Cuba, pero todavía no lo es.
Pero lo que dicen Palacio y otros no justifica los ataques de Correa contra la prensa. Como bien señaló recientemente Tim Padgett en la revista Time, Obama es atacado a diario por críticos que aseguran –contra toda evidencia– que no nació en Estados Unidos, y sin embargo el presidente de Estados Unidos no se dedica a clausurar Fox News o a demandar a columnistas críticos.
Palacio tiene razón al ver la cruzada de Correa para presentarse como un campeón de la libertad de expresión como una hipocresía. El solo hecho de que Correa diga que le ha concedido asilo a Assange en Ecuador –un país con un sistema de justicia cada vez menos independiente– porque supuestamente no gozaría de suficientes garantías de que recibirá un trato justo en Suecia, un país cuyas instituciones están entre las más sólidas del mundo, es algo digno de risa.
El autor es columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald
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